domingo, 5 de septiembre de 2010

Fin de semana de boda - el novio de mi ex compañera

Este fin de semana he tenido la boda de la que yo considero una de mis mejores amigas y no he disfrutado ni la mitad de lo que me hubiera gustado. Me gustaría decir que de todas las experiencias se aprende, pero realmente no sé que aprendizaje puedo sacar de todo este fin de semana.

Resumen de los handicaps:

- La boda era fuera de Madrid

- No conocía a nadie excepto a una ex compañera* de trabajo mía y de mi amiga. Me llevo bien con ella, pero no es una persona con la que habría elegido pasar un fin de semana

- No soporto al novio de mi ex compañera* y he pasado con él todo el fin de semana (este quizá sea el handicap más serio con el que me he encontrado)

Mi idea, una vez planificado todo el viaje, era dedicarme también un tiempo a mí misma. A estar sola y relajarme leyendo o disfrutando de un estupendo baño para el que había comprado una de esas bombas efervescentes y todo. Ya os digo que el baño no pudo ser; eso sí, el novio de mi ex compañera* disfrutó de uno bien largo mientras yo estaba en la boda.

Cuanto más se acercaba la hora de salir de viaje el viernes más cuesta arriba se me hacía la idea. El momento, como todo en esta vida, llegó, y desde el momento en que le vi y le saludé deseé que llegara el momento de decirle adios y que se marchara. Realmente me da pena mi ex compañera* de trabajo, se merece alguien mucho mejor. En fin, no seré yo quien se lo diga de nuevo.

Para empezar puede que yo sea una paranoica del tabaco. No he fumado en mi vida y es una de las cosas que tengo al 150% seguras que no haré. No me gusta el olor que deja en la ropa, me parece de mala educación que se haga en la mesa cuando estoy comiendo y me molesta tener que ir siempre a locales en los que dejan fumar porque los fumadores no quieren ir a los no fumadores. Pues bien, el novio de mi ex compañera fuma como un carretero y se pasó todo el viaje en coche fumando. Es verdad que bajaba la ventanilla cuando lo hacía, pero aún así el olor llegaba. No sé, nunca he sido fumadora, pero yo creo que un viaje de dos horas y media se puede hacer sin fumar. Por otro lado yo también soy tonta y muy educada al mismo tiempo (quizá una cosa lleve a la otra), y cada vez que alguien me pregunta si me molesta que fume le digo que no. Él me lo preguntó en el cuarto cigarrillo, y ya no era plan de decirle que no lo hiciera. Total ya daba igual...

El viernes llegamos a la habitación y lo primero que vi fua una bañera bastante maja en la que poder usar la bomba que había comprado, pero la ilusión me duró sólo un minuto, porque resultó que se habían confundido a la hora de darnos las llaves y esa era su habitación y no la mía. La mía, mucho más pequeña, tenía ducha en lugar de bañera. Era de esperar viendo la suerte que estaba teniendo. Una vez que asumí que no iba a haber baño salimos a cenar por el centro. Cenamos en el peor restaurante que encontramos y eso que la pinta desde fuera era buena. La comida, no me gustó nada. Menos mal que por lo menos de camino al hotel nos comimos un helado riquisimo. Cuando llegamos al hotel mi ex compañera* y yo nos quedamos en mi habitación mientras le alisaba el pelo para el día siguiente y hablábamos de todo un poco. Una vez que nos despedimos y me quedé sola en mi habitación me quité la ropa, recogí lo que había dejado por medio y me di una larga ducha. Después me metí en la cama a leer y me quedé dormida hasta el día siguiente.

El sábado nos arreglamos, bajamos a desayunar y nos fuimos a la boda. La boda fue muy bonita a pesar de ser por la Iglesia, institución en la que no creo, y mi amiga estaba guapísima. Sólo por verla me mereció la pena todo el viaje con el novio de mi ex compañera*.

El novio de mi ex compañera* me puso el mote de piernas largas cuando me conoció y desde entonces siempre me llama así. Cuando ayer camino del banquete en el coche me tocó la rodilla para pedirme que le diera el tabaco de la chaqueta que estaba en el asiento trasero conmigo casi le grité que no me tocara. Lo que pasa es que el tiempo que mantuvo su mano en mi piel no fue lo suficientemente largo como para darme tiempo a reaccionar. Una vez que quitó la mano ya no era plan de montarle el pollo. Me dio rabia no reaccionar antes.

El banquete estuvo bien. Por fin pudimos hablar un minuto con mi amiga recién casada y hablar con más gente en la mesa me sentó bien. En la medida de lo posible trataba de colarme en otras conversaciones para no tener que escucharle a él, así que cuando después del banquete dijo que se quería ir porque estaba cansado (y borracho), le llevamos al hotel y nos volvimos. Durante un rato me lo pasé bien, pero la gente no hacía tampoco mucho por integrarnos y terminamos casi todo el tiempo mi ex compañera* y yo solas. Bailando, hablando y bebiendo.

Hoy domingo hemos vuelto por separado. Yo me he gastado el dinero en un billete de tren hasta Madrid, mientras que ellos se iban a ver a unos amigos que tienen cerca de donde se celebró la boda. El dinero mejor invertido en mucho tiempo. Esta mañana les he visto un rato nada más, me han llevado a la estación y le he perdido de vista. Menos mal que a él no tengo porqué verle en mucho mucho tiempo.

Me da pena no haber conocido a más gente en la boda, porque fue una boda bonita y divertida. Si hubiera ido con un par de personas más podíamos haber hecho más piña, sin embargo mi ex compañera* y yo casi no hacíamos ruido las dos solas y nadie nos prestó atención.

Lo que me llevo de este fin de semana es que mi amiga estaba radiante en su vestido blanco con mantilla. con una sonrisa que no le entraba en la cara y super feliz.

* Para diferenciar entre una y otra la he llamado ex compañera. En verdad también es amiga mía. No tanto como la novia, pero amiga al fin y al cabo.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Muestras de debilidad

Hace un año que conozco a Fran y nunca antes había hablado con él de mi vida privada; así que puede decirse que nuestro debut ha sido glorioso.

Fran es un chico al que le gustan las chicas. Mucho. Y no le va mal con ellas, por cierto. En el tiempo que le conozco le he visto intentarlo en serio con una chica. No salió bien y se buscó otros "entretenimientos" por así decir. ¡Qué envidia me da! Yo soy de las que dice que si tiene una oportunidad de tener un lío de una noche con un chico hay que aporvecharla, pero cuando me surge a mí siempre le encuentro algún pero al chico en cuestión. De lo cual se deduce que no me como ni un colín. Siempre pienso que llegado el caso sí que actuaría, que me lanzaría y daría el primer paso, pero luego a la hora de la verdad ná de ná, soy una cobarde.

Fran y yo trabajamos juntos y siempre nos hemos llevado bien, sin embargo nunca habíamos pasado la frontera de lo muy personal y se nos hizo muy raro a los dos.

En nuestro trabajo las reuniones están a la orden de día y hay muchas veces que más de un compañero coincide fuera de la oficina. Hace dos semanas, cuando me decidí en serio a escribir este blog, nos quedamos los dos solos, Fran y yo, durante un rato en la oficina. No recuerdo cómo salió el tema pero llegados a un punto apoyé mi cabeza en la mesa y le dije que estaba muy triste. Sí, quizás me estaba haciendo la víctima, pero necesitaba hablar con alguien y no sabía muy bien cómo empezar la conversación.

-¿Tan grave es para tirarte así encima de la mesa? -me dijo medio en broma.

-Sí, y será peor de aquí un par de meses. -Me miró con cara de no entender nada y le expliqué lo que pasaba. -Es que mi amigo al final se va un año a trabajar a Brasil (si no más) y estoy muy triste. -Por amigo entiéndase chico-del-que-estoy-completamente-colada-y-del-que-soy-dependiente-al-ochenta-por-ciento-.

-Pero, ¿hay algo con ese chico? Porque si no puede ser un buen momento para pasar página.

-No, lo hubo en su día, pero ahora no hay nada. Y,... bueno, lo que hubo en su día tampoco puede decirse que fuera demasiado. Nos enrollamos un par de días y después nada.

-¿Entonces?

-Entonces... nada. Nos enrollamos y ya. Después, durante un tiempo afectó a nuestra amistad hasta casi acabar con ella. Me costó meses volver a sentirme más o menos cómoda con él y años hasta conseguir una relación como la que teníamos antes de liarnos. Y ahora se ha convertido en uno de mis mejores amigos con el que siempre puedo contar para salir, para hacer viajes, para hablar. Me he acostumbrado a estar con él y le voy a echar de menos.

Cuando llegamos a este punto de la conversación desvié la mirada de la de Fran.

-No llores, eh!? Oye.... Joder, no me hagas esto.... Por favor no llores...

Se levantó y vino hasta mi sitio. Él quería abrazarme pero no se atrevía demasiado. Yo quería abrazarle y llorar en su hombro, pero no me atrevía demasiado. A mí me hicieron gracia sus comentarios y cuando llegó a mi sitio lloraba y reía a la vez. Se agachó y sin esperar a que yo me levantara me abrazó y me dijo que llorase todo lo que tuviera que llorar. Que era mejor desahogarse. Me mimó durante un rato y cuando se me pasó me liberó de su abrazo. Se nos veía cortados a los dos, pero en ese momento me sentí jodida pero contenta por tener gente como Fran, que a pesar de no saber nada de mi vida, están ahí para escucharme y consolarme. Espero equivocarme, pero creo que en un par de meses voy a necesitar mucha gente como él que me den ánimos.

Al minuto de dejar de llorar yo, entró el jefe en la oficina. Le pregunté a Fran en un susurro si se me notaba y me dijo que no con la cabeza. Empezamos una nueva conversación a tres y ya nunca más se ha vuelto a hablar del tema.

Quizás fue incómodo, pero me alegro de haber tenido esta pequeña conversación con él. No sé si se lo contará a algún otro compañero o no, supongo que sí, pero me da igual. Me llevo bien con todos y esto podría haberme ocurrido con cualquiera de ellos. De hecho no descarto que me pase con todos y cada uno de ellos. Lo importante para mí, es que una vez que externalicé lo que sentía, me sentí mucho mejor y aunque he vuelto a tener mis momentos de bajón, en seguida me he venido arriba. Eso es lo realmente importante.

miércoles, 11 de agosto de 2010

De cómo llegué a escribir un blog

Crear el blog me resultó relativamente fácil; sin embargo empezar a escribir me está costando un triunfo, y es que cada vez que pienso en hacerlo me entristezco tanto que no soy capaz si quiera de entrar en el perfil del blog. Hoy parece que la pena no es tan grande así que he decidido ponerme a ello. Quizás al escribir un primer post me resulte más fácil escribir los siguientes.

Creo que antes de deprimiros y conseguir que os vayáis corriendo del blog para no volver nunca debería presentarme. Soy una chica de Madrid, de 29 años recién cumplidos y que no ha tenido demasiada suerte en esto del amor. Ahora mismo estoy más jodida que contenta, pero espero que esto cambie pronto.

El motivo de empezar el blog no es ni más ni menos que desahogarme escribiendo lo que he sentido, siento y sentiré después de que el chico del que estoy enamorada se marche de la ciudad. Se va a Brasil, él dice que por un año nada más, pero tengo la sensación de que al final será bastante más.

Yo en principio lo único que quiero es escribir y desahogarme, pero si hay alguien al otro lado para escucharme estaré encantada. Por mi parte intentaré no hacer un blog triste porque suficientes tristezas hay ya en el mundo como para copar las páginas personales con este tipo de historias.

Así que no me queda más que decirte ¡Bienvenido! si decides quedarte y ¡Hasta pronto! si decides que mi historia no te interesa. Me ha gustado tenerte por aquí igualmente.